Navidad, Zombi navidad

Querido diario, se acerca la navidad. Se me antoja raro no ver luces, no ver anuncios, no ver tiendas abarrotadas con niños pidiendo a gritos las cosas que querrían como regalos..
Se me antoja que hace 1000 años ya de la última navidad, esa ultima navidad con esos seres queridos que no volveré a ver, porque de hacerlo, el primer plato del menú navideño sería yo, con acompañamiento de gritos y dolor desmesurado.
Seguíamos encerrados en el bloque de pisos. Había perdido la noción del tiempo completamente, no me acordaba de que la navidad se acercaba, no me acordaba hasta que nuestro simpático y autoproclamado lider, nos lo recordó minutos antes de apuntar con su escopeta directamente hacia mi cara.

Querido diario, es nochebuena. Llevo puesto un disfraz de papá Noel, llevo horas escuchando villancicos y el puto psicópata que está a mi lado, que también está disfrazado, está transformando varios cuerpos decapitados en árboles de navidad mientras come turrón y tararea.

Todo empezó hace unas horas, con el cañón de una escopeta chafándose contra mi nariz. Nuestro líder,  al que de ahora en adelante apodaré Jack, por sus claros problemas de... Autocontrol,  apareció de repente con un calendario en la mano y gritando que hoy era nochebuena ( Podría haber sido cualquier día del año, pero obviamente decidimos seguirle el juego ), que teníamos que celebrar la navidad como era debido, que no éramos unos salvajes y que por sus cojones, íbamos a poner un árbol.

- El mundo se podrá haber ido a la mierda, pero la navidad es la navidad - Decía

Todavía sin terminar de creerme ese repentino ataque de espíritu navideño, comenzó a decir que él conocía una tienda dedicada a la venta  de artículos festivos que no se encontraba muy lejos de nuestro piso. Que mientras el resto del grupo se dedicaba a buscar comida para la gran cena, él y otra persona se encargarían de ir y volver cargados con adornos y sobretodo con un árbol. Obviamente, esa otra persona era yo, que tras el éxito de la recaudación de comida, me había ganado cierta fama entre nuestro grupo y que, según nuestro lider " Si me llevo al friki, lo más probable es que a la mínima le vuele la cabeza ".

Mientras bajábamos las escaleras, me comentó que, cuando dijo que la tienda estaba aquí al lado, lo que en realidad quería decir es que estaba a tomar por culo, que en realidad no había querido decirlo para no ponernos nerviosos a ninguno, "Maldito loco hijo de puta", pensé.
El plan era simple, coger un coche, conducir hasta la tienda, entrar, cargar el coche y salir pitando de nuevo hasta nuestra base de operaciones. Simple los cojones.
Antes de salir, Jack me lanzó un cuchillo y dijo: " Te daría una pistola, pero un inútil como tú solo malgastaría las balas y las necesitamos para seguir viviendo, y por cierto, no se te ocurra cortarte las venas ni dejarte morder, que vas a tener que cargar con un árbol. ".
El día no hacia mas que mejorar por momentos.

Abrió las puertas de una patada y comenzó a cantar " Blanca navidad " mientras se deshacía a disparos de los primeros caminantes que se nos echaron encima. Durante unos instantes, no supe que hacer a parte de abrir la boca y contemplar la escena con verdadero horror.
Cuando pude volver en mi mismo, esquivé a uno de los muertos que se preparaba para morderme y le ensarté la cabeza con un golpe seco que le hizo caer hacia atrás y llevarse por delante a otro que le seguía.
Corrí hacía mi compañero, el cual seguía reventando cuerpos con una escalofriante sonrisa en su cara mientras seguía cantando la canción. Al verme, me indicó que lo cubriera mientras él se ocupaba de puentear uno de los coches próximos a nosotros. Rompió la ventanilla de un golpe con su arma, entró y comenzó a realizar su trabajo, mientras que yo, intentaba captar la atención de los caminantes, gritando y dando saltos. Después de forcejear con varios y dejar secos a unos pocos clavándoles el cuchillo en los ojos, escuché como el coche arrancaba. Me di la vuelta rápidamente, empujé a uno de ellos hacia un lado y deslizándome por encima del capó, abrí la puerta del coche y me senté como copiloto. Sin mediar palabra, Jack, apuntó hacia mi dirección con la escopeta y disparó, haciendo que la cabeza de un muerto y mi ventanilla volaran en mil pedazos. De poco acabo yo hecho también mil pedazos, " Joder, casi te mato ", dijo riéndose mientras arrancaba el coche.

"Abróchate el cinturón, va a ser un viaje movidito ".

Jamás, y repito jamás, volveré a montar con este tipo. No solo conducía sacando la cabeza por la ventana, sino que no era feliz si no atropellaba a cualquier cosa que se moviera en la carretera, y si por casualidad fallaba o no lo mataba, paraba en seco y daba marcha atrás para rematarlo.
Una de las veces, uno de los muertos llegó hasta los asientos traseros del coche del impacto y por poco no acabó desgarrándome el cuello, otra, casi nos estrellamos por querer atropellar a un grupo de muertos haciendo un trompo, " Así da mas puntos ", me decía sonriente, mientras se relamía los labios con una expresión de diversión total. El viaje se me hizo eterno, y los chirridos de ruedas, los sustos, la sangre salpicando en todas direcciones, los volantazos sin previo aviso y los gritos por parte del piloto se repitieron constantemente hasta que llegamos a nuestro destino.

La tienda tenía un cartel enorme con motivos festivos por todos lados, papás noeles, reyes magos, conejos de pascua... Era la tienda ideal para cualquier aficionado a este tipo de fiestas. Desde fuera no podíamos ver con claridad el interior, y Jack, me hizo señas para que entrase yo primero mientras me apuntaba indirectamente con la escopeta. Como negarse.
La puerta estaba sin cerrojo. Al abrirse, el leve tintineo de una campanilla me hizo sobresaltarme, pero tras esperar un momento, no me pareció que nada se moviera por dentro de la tienda. Muy despacio, examiné la penumbra cuchillo en mano, esperando que algo saltase sobre mí, pero no ocurrió nada. Al cabo de un rato, mi compañero entró y se dirigió con seguridad hacia el fondo de la tienda, blandiendo su arma y con unos ojos sedientos de nuevas victimas.
Mientras miraba los estantes, se escucharon varios disparos, y tras un breve lapsus de tiempo, de repente toda la tienda se iluminó y comenzaron a sonar canciones navideñas a todo volumen.
" Por suerte la luz estaba alimentada con un generador de esos de gasolina " Dijo Jack mientras volvía a la tienda arrastrando dos cuerpos sin cabeza.
La verdadera suerte, fue que me diera cuenta de lo que se nos venía encima y corriese a atrancar las puertas todo lo fuerte que pude. Una horda de muertos, rodeó completamente la tienda, atraída por la fuerte música que había comenzado a sonar. Normalmente solo detestaba los villancicos, pero ahora, empezaba a odiarlos con toda mi alma.
Y aquí estamos querido diario, como escribí al principio, ambos vestidos de papá Noel ( "Sugerencia" de mi buen compañero ), Jack, adornando los dos cuerpos al son de " Los peces en el rio " mientras se inflaba a turrón, y yo, llenando varias bolsas con guirnaldas, matasuegras y demás parafernalia mientras lamentaba el seguir todavía con vida.

-  ¿ Como se supone que vamos a salír de aquí ? - Grité. Nunca debí haber preguntado.

Jack, tragando su último trozo de turrón, se quedó pensativo. Murmuró para si mismo y corrió hacía el interior de la trastienda. A los pocos minutos apareció cargado de fuegos artificiales de un tamaño considerable " Mira, fuegos artificiales ilegales, métete allí y trae a la puerta todos los que veas, am, y las garrafas de gasolina también ", dijo con una siniestra sonrisa en su rostro.
Su plan, consistía en juntar toda la pólvora posible en la puerta, además de la gasolina, prenderle fuego, escuchar un " BUMMM ", volar en pedazos a todos los zombis y salir pitando de allí en el coche.
" Esto sería un plan de huida digno de McGyver " Me dije a mi mismo.

Hicimos un caminito de pólvora desde nuestra posición para poder encenderla sin "riesgo" y poder quedarnos parapetados detrás del mostrador, esperando que la tienda no se nos cayera encima.
La encendimos, y tras unos segundos que se me antojaron interminables, se produjo una explosión, que aparte de dejarme atontado y sordo durante varios minutos, desintegró la mitad de la tienda, la horda de muertos, nuestro coche y media calle, pero por suerte o por desgracia, nosotros seguíamos intactos.
Una vez recuperados, y tras varios saltos de alegría, el dinamitero me cargó con un árbol de navidad que previamente había guardado, de un tamaño considerable, además de un saco lleno de cosas y de bastante peso que me ató estilo mochila. Él, se echó varias tabletas de turrón a los bolsillos.

Esquivando como pudimos el cráter que ahora adornaba la calle y al darnos cuenta de que teníamos que encontrar otro medio de transporte, corrimos en busca de otro coche o camioneta que pudiera sernos de utilidad. Cabe destacar, que una infinidad de alarmas de coches estaban sonando al unísono, creando una melodía totalmente desquiciante y ensordecedora.
Mientras yo intentaba no tropezar y caerme debido a que el árbol que portaba me tapaba prácticamente toda mi visión, Jack, seguía pegando tiros a los pocos muertos que quedaban por la zona mientras gritaba " Ho, ho ho, papá Noel este año os trae plomo, os trae mucho plomo malditos hijos de perra ". Al poco tiempo encontramos una furgoneta abierta que nos permitió poder llevar nuestras cargas con facilidad. Yo, tuve que quedarme atrás con las cosas para evitar que se rompieran, según me ordenó mi jefe.
El viaje de vuelta lo pasé pegando tumbos de un lado hacia el otro, recibiendo golpes con cada giro brusco, y traumandome un poco mas con cada risotada y grito del conductor. Por suerte, y debido a la explosión, muchos caminantes habían sido atraídos hacia la ahora ya " media tienda " que habíamos dejado calles atrás, así que el viaje, se tornó un poco decepcionante para mi jefe.
Cuando llegamos, nuestra calle estaba despejada. Con dificultad conseguí subir el árbol y el resto de cosas hacia el piso. Una vez arriba, descubrimos que no había nadie, y tras un merecido descanso, Jack me obligó a comenzar a montar los adornos mientras que el resto del grupo volvía, que por cierto, se estaban demorando demasiado.

Querido diario, ¿ les habrá pasado algo al resto ?

PD: Oficialmente, odio la navidad.


1 comentarios:

  1. Unknown dijo...

    Creo que le doy la razón al protagonista, a mí que no me gusta mucho ya la navidad, si me viera en vuelta en tal circunstancia, remataría mi pensamiento de acabar odiándola. Muy bueno, me ha gustado, me rió bastante con ese humor tan "especial" del protagonista xD.

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